Katy Perry, ¿unplugged?
La diva del pop quiere romper fronteras y quiere publicar un disco en acústico. ¿Se atreverá finalmente y demostrará que es una artista sin límites o se quederá todo en una declaración de intenciones?
Romper los límites impuestos, esa parece ser la pretensión de Katy Perry. Mostrar que es más que un producto prefabricado de rápido consumo y que es realmente una artista, capaz de explorar nuevos caminos. Eso es lo que se desprende de sus recientes declaraciones a la revista Rolling Stone. "Quiero traspasar las fronteras dentro de las que se supone debemos permanecer las cantantes pop, ¿sabes?. Quiero hacer un disco en acústico y después hacer una gira acompañada sólo por mi guitarra acústica y mi telecaster y la gente flipará".
Es más, ya tiene pensado hasta cuando lanzará este proyecto. "Voy a esperar un par de años para hacerlo. Será muy emocionante para mi porque he tenido que deshacer ese plan en múltiples ocasiones". Dos años pasan volando, y sus manifestaciones parecen firmes y seguras. Si finalmente cumpliese su palabra, parte de la crítica que ahora se ceba con ella, valoraría positivamente su talento y esfuerzo.
Es difícil imaginar una Katy lejos de sus fastuosos vídeos y exuberantes actuaciones en directo, acompañada únicamente por únicamente de una guitarra y un micro, actuando en pequeños cafés y teatros y no en grandes estadios donde masas enardecidas corean sus temas al unísono. Una Katy intimista y cercana. Un regreso a sus orígenes como cantante católica.
En la misma entrevista aludió al peso de la fama. "La fama es asquerosa. Es muy difícil separar tu vida pública de la privada. Mi fama ha sido una consecuencia de mi sueño por ser artista. La gente quiere ser reconocida por su trabajo, no ser famosa porque sí". Hachazo en toda regla a muchas de las que llenan hojas de revistas y minutos en televisiones pero no se les conoce ningún oficio, virtud o cualidad para ello.
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