Letra de Quemaba Roma Ner�n - Corcobado Y Los Chatarreros De Sangre Y Cielo
Letra de canci�n de Quemaba Roma Ner�n de Corcobado Y Los Chatarreros De Sangre Y Cielo lyrics
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Y por los amortiguadores se filtra el agua
del para�so del sosiego, punta de clavel.
En nalgas se divide el pensamiento humano,
escocido por arroyos de �nimo ensortijado
y alcoholizado bajo el cristo gitano.
Sin velos cruzan las balsas verdes
las l�grimas turbias de cocodrilo borracho
al borde del atardecer del atravesar el cr�neo,
un pene de bronce infectado de cal de sal
por la noche de visillos quemados
por el fuego de un drag�n de sue�o hecho realidad.
Sobre una alfombra de pesta�as rizadas de mujer
taconea el sol estival,
mientras una negra, brillante como escultura,
clava tornillos con una piedra
alrededor del esf�nter de su mes�as atolondrado,
formando as� un c�rculo,
resplandor del opaco d�a primero de su juventud cosida,
cosida, cosida.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
https://www.coveralia.com/letras/quemaba-roma-neron-corcobado-y-los-chatarreros-de-sangre-y-cielo.php
y lloraba de belleza su coraz�n.
Al arrastrar tus pies ara�ados por la estrella,
beso tu piel de tambor contaminado,
enlazado a tu espalda como el viejo del mar.
Y el mundo es un mapa de carcajada enhiesta,
es decir, de penas y sacrificios encorbatados de demonio.
Est�n fritos los cabos de costa ajena
cuando el piano te muerde bien con sus dientes negros.
Este es el color del fuego que te buscaba,
el color que a�lla y se retuerce sodomizando
al pulso de belleza poblado hasta la frontera
de aguijones sobreenvenenados de nieve fiada.
Escupe ya tu coraz�n por la boca
antes de que tus colmillos se dirijan
en procesi�n hac�a �l para desgarrarlo
como el cristal que est� cortando tu cuello ya,
tu cuello ya, tu cuello ya, tu cuello ya, tu cuello ya.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Y por los amortiguadores se filtra el agua
del para�so del sosiego, punta de clavel.
En nalgas se divide el pensamiento humano,
escocido por arroyos de �nimo ensortijado
y alcoholizado bajo el cristo gitano.
Sin velos cruzan las balsas verdes
las l�grimas turbias de cocodrilo borracho
al borde del atardecer del atravesar el cr�neo,
un pene de bronce infectado de cal de sal
por la noche de visillos quemados
por el fuego de un drag�n de sue�o hecho realidad.
Sobre una alfombra de pesta�as rizadas de mujer
taconea el sol estival,
mientras una negra, brillante como escultura,
clava tornillos con una piedra
alrededor del esf�nter de su mes�as atolondrado,
formando as� un c�rculo,
resplandor del opaco d�a primero de su juventud cosida,
cosida, cosida.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
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y lloraba de belleza su coraz�n.
Al arrastrar tus pies ara�ados por la estrella,
beso tu piel de tambor contaminado,
enlazado a tu espalda como el viejo del mar.
Y el mundo es un mapa de carcajada enhiesta,
es decir, de penas y sacrificios encorbatados de demonio.
Est�n fritos los cabos de costa ajena
cuando el piano te muerde bien con sus dientes negros.
Este es el color del fuego que te buscaba,
el color que a�lla y se retuerce sodomizando
al pulso de belleza poblado hasta la frontera
de aguijones sobreenvenenados de nieve fiada.
Escupe ya tu coraz�n por la boca
antes de que tus colmillos se dirijan
en procesi�n hac�a �l para desgarrarlo
como el cristal que est� cortando tu cuello ya,
tu cuello ya, tu cuello ya, tu cuello ya, tu cuello ya.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.
Quemaba Roma Ner�n
y lloraba de belleza su coraz�n.